Aries

 

Aries funciona en lo inmediato, regido por el propio deseo. Pone mucha atención en la experiencia, pero no hace foco en la reflexión. La imposibilidad de pensar antes de actuar es la mayor dificultad de este signo. Mientras los demás dan vueltas evaluando todas las posibilidades, la persona de Aries decide y actúa, asumiendo el riesgo de acertar o equivocarse. Se lanza sin dudar y difícilmente vea a los obstáculos como un impedimento, en todo caso, los tomará como un desafío del cual apuesta salir victorioso, según sus perspectivas. Si las cosas se complican mucho abandonará lo iniciado para seguir el pulso de otro deseo que de pronto se convierta en el motor de todas sus acciones.

Le gusta ser el primero en todo, ir al frente en cualquier situación y llevar la bandera de cualquier causa que merezca su lucha. Tiene la cualidad del líder, porque es resolutivo, intrépido y porque ama la competencia, más aún si es quien gana todas las partidas.

Unas de sus mejores cualidades es la frontalidad, la franqueza y la espontaneidad, pero también tiene su costo.  Como no tiene registro del entorno, muchas veces los demás lo perciben como egoísta, un tanto cruel y falto de tacto. A la persona de Aries le es muy difícil ver al otro, por eso puede decir cualquier cosa en cualquier momento, inocentemente, sin prever el daño que puede causar con sus palabras. Es sincero, al punto de herir sin querer.

Parece andar por la vida liviano y libre. Vive en el presente, no guarda registro del pasado y puede cometer muchas veces el mismo error, sin aprender de la experiencia. Ama el inicio de todas las cosas, pero si luego las cosas se retrasan, pierde el interés, se enoja y las deja. Le gusta abrir caminos, pero también quiere definir su propio espacio de forma contundente. Interponerse entre su deseo y la acción significa despertar la ira ariana, la cual puede ser muy potente, pero poco duradera. Explota y luego pasa sin dejar rastro.

El mayor aprendizaje para Aries es comprender que la vida es más compleja de lo que esperaba, porque pocas veces las cosas son como él quiere.